Zonificación y estrategias de diseño
Zonificación estratégica
Corresponde al primer acto proyectual del proceso de diseño de la subdivisión, donde a través de 6 pasos se configura la zonificación que nos permitirá integrar de manera armónica los usos productivos, residenciales y de conservación.
01
CLASIFICACIÓN DE ECOSISTEMAS Y SU CATEGORÍA DE MANEJO
02
DEFINICIÓN DE MÁRGENES DE PROTECCIÓN
03
ARTICULACIÓN DE ÁREAS NATURALES
04
DEFINICIÓN DE LAS ÁREAS RESIDENCIALES
05
TRAZADO DE LÍMITES PREDIALES
06
TRAZADO DE CAMINOS
01
Clasificación de ecosistemas y su categoría de manejo
La asignación de una Categoría de Manejo de Ecosistemas (CME) al total de la superficie del terreno permitirá definir con precisión los usos e intervenciones permitidas en sus áreas naturales, así como las medidas de protección o restauración. Los criterios involucran la relevancia de su flora y fauna, su condición de antigüedad, salud y funcionalidad, así como también su valor y capacidad de provisión de servicios ecosistémicos, tanto actual como potencial.
Categoría A - Ecosistemas prioritarios para la conservación
Ecosistemas frágiles caracterizados por un alto porcentaje de especies nativas y/o endémicas, cuyo estado de conservación se considere como amenazado según la UICN. También aquellos con un nivel imperceptible de perturbación de origen antrópico.
Categoría B - Ecosistemas de conservación mixta
Son ecosistemas resilientes, capaces de soportar la presencia humana sin un impacto significativo en sus procesos y funciones naturales. Considerar la presencia de especies nativas superior al 50%, y de al menos una especie nativa amenazada.
Categoría C - Ecosistemas compatibles con el uso antrópico
Ecosistemas generalmente muy intervenidos por el ser humano, con una baja presencia de especies endémicas y/o amenazadas, y que por lo tanto puedan albergar distintos usos y actividades sin que esto implique l a perturbación de un ecosistema relevante.
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Márgenes de protección
La definición de bordes de protección permiten complementar las acciones de protección de los ecosistemas del proyecto, distanciando las actividades potencialmente perjudiciales de origen antrópico y las áreas naturales más sensibles. Estos márgenes variarán en tamaño y condición dependiendo de los atributos particulares de cada ecosistema, como también de la CME que se le haya asignado a cada uno de ellos.
Humedales
Independiente de que sean permanentes o temporales, estáticos o en movimiento, todos los humedales deberán considerar los siguientes distanciamientos: CME-A, +80 metros; CME-B, +50 metros; y CME-C, +10 metros.
Bosques
Estos necesitarán un márgen de protección que actúe como gradiente ecológica y física entre él y su entorno, debiendo considerarse los siguientes distanciamientos: CME-A, +10 metros; CME-B, +5 metros; y CME-C, no necesita borde de amortiguación.
Matorrales y estepas
Estos ecosistemas no requieren necesariamente de márgenes de protección, pues ya corresponden a espacios de transición ecológica, además sus límites son difíciles de precisar dada su baja densidad.
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Articulación de las áreas naturales
El libre movimiento de las especies es una necesidad ecológica que se deberá asegurar a través de la conexión de las áreas naturales fragmentadas por medio de corredores biológicos, generando una única y continua gran área natural, ya sean bosques, estepas o humedales. El diseño del corredor biológico dependerá de las especies que frecuentan las áreas a conectar, considerando su tamaño, conducta y hábitat. Se sugieren tres espesores:
Tamaño alto
50 metros de espesor, con un porcentaje de cobertura vegetal (densidad) medio si se trata de huemules, y de bajo porcentaje de cobertura en el caso de animales de estepa como ñandúes, pumas, vicuñas y guanacos.
Tamaño medio
25 metros de espesor, con un porcentaje de cobertura vegetal medio para especies como pudú, zorros, quiques, chingues, felinos nativos, armadillo, coipos, liebres, vizcachas, etc.
Tamaño bajo
10 metros de espesor, con un porcentaje de cobertura vegetal alto para especies como roedores nativos, ranas, sapos, lagartijas, culebras, y entomofauna en general.
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Definición de las áreas residenciales
Se deberá determinar la ubicación de las áreas residenciales del proyecto, las cuales se podrán establecer en aquella superficie que cumpla con los siguientes requisitos: Que no forme parte de ningún humedal ni sus márgenes, independiente de su CME, ni tampoco de un bosque definido como CME-A, así como que no corresponda a un área definida como zona de riesgo. Se denominará Superficie Construible (SC), y en ella se permitirán ubicar las viviendas y sus instalaciones asociadas.
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Trazado de límites prediales
Definida la SC del proyecto, esta se deberá distribuir equitativamente entre los lotes resultantes de la subdivisión, procurando que todos tengan un mínimo de 1.000 metros cuadrados de SC de modo de asegurar la posibilidad de edificar en él manteniendo una densidad acorde al contexto rural. Se deberán trazar los límites de los predios sobre las demás áreas del proyecto –naturales y productivas– que, sumadas a l a SC, completarán el tamaño final de los predios. Es importante recalcar que si bien quedará parte de la superficie productiva y natural del proyecto al interior de lotes privados, su uso e intervención estará estrictamente regulado por el contrato de DRC.
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Articulación de las áreas naturales
Como paso final, se trazarán las calles que conecten las distintas áreas del proyecto con el camino público. Estas implican intervenciones de alto impacto en el paisaje y, por lo tanto, se debe tener en cuenta varios criterios de diseño. Se recomienda integrar al trazado los caminos y huellas preexistentes en el terreno. A estos se articularán los nuevos caminos necesarios, buscando que sean lo más corto y eficientes posible. Para disminuir su impacto en el paisaje se recomienda evitar el trazado de c aminos lineales prefiriendo formas sinuosas y orgánicas, evitar sectores de pendientes pronunciadas que implican grandes movimientos de tierra y evitar atravesar áreas naturales protegidas.